Las condiciones de trabajo aquí son
totalmente distintas a las que privan en Alemania. Falta mucho de los que para
nosotros se sobre entiende: no hay privacidad en las instalaciones, las camas
son escasas y desde luego, no cuentan los médicos con el equipo técnico con el
que se trabaja en un consultorio alemán.
Mas los médicos regalan un bien que hoy
escasea mucho: SU TIEMPO.
Cada paciente es revisado a conciencia y
ampliamente aconsejado, aún cuando cientos de ellos estén todavía esperando.
Así fue como ocurrió hoy en Puerto Aventuras, un sitio cercano a Playa del
Carmen; por ello los médicos trabajan frecuentemente hasta que oscurece.
Judith Bálacz, dermatóloga, pregunta con
toda intención, sobre las condiciones de vida de los pacientes. ”Existe una estrecha
relación entre el alma y la piel. Si la piel padece, padece el alma, y
viceversa. Algunas enfermedades cutáneas afectan la seguridad del paciente,
debilitando su autoestima y al paciente le cuesta aceptarse a sí mismo.” Y
añade: “Tenemos que darles valor y fortaleza.”
Algunos pacientes necesitan consuelo
junto con la ayuda médica. A Judith acudió una mujer de 60 años que tenía una
fuerte soriasis. Nos cuenta llorando que su esposo había muerto recientemente.
Judith y su traductora Isabel Teuscher Krüger hablan largamente con ella. Desde
luego no pueden ayudarla por la pérdida de su marido, pero si pueden mostrarle
que la comprenden y tratan de paliar un poco su dolor. “Las personas deben
sentir que queremos hacerles un bien” dice Isabel. Y Judith agrega: “Darse el tiempo para
escuchar es una forma eficaz de ayudar. Esto desearía yo para Alemania.”
Dra. Judith Bálacz: Amor en accíon
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