Todos los días a la consulta de la Dra. Judith Balazs acuden pacientes con problemas de la piel que ha sido demasiada expuesta a la luz solar. “Aquí en los pueblos la vida transcurre afuera, desde luego para la gente más pobre”, explica la dermatóloga. “Los niños se crían en la calle, en los patios, juegan siempre al aire libre. Las personas adultas trabajan en las plantaciones. Toda la gente aquí está expuesta al sol continuamente.”
Para protegerse deberían usar crema solar a diario. Esto parece fácil. Pero para nuestros pacientes aquí una crema solar está totalmente fuera de sus posibilidades económicas. Una botella cuesta unos cinco euros, y la gente de esta región muchas veces no tiene más de cien a doscientos euros al mes a su disposición. Lo imprescindible para ellos por lo tanto es inaccesible. Lo que les causa enfermedades es su pobreza.
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