Hoy viajamos en el transbordador a la
isla de Conzumel. Llegamos a la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe donde
el año pasado fuimos ya huéspedes. Nuestros anfritriones querían demostrarnos
cuán importante es nuestro trabajo para ellos. Nos quería dar lo mejor, pr
ejemplo: para atendernos y preparar los alimentos fue responsable un equipo de
30 personas y un delicioso menú fue preparado para agasajarnos. Pero, ¿de dónde
sacar alimento los recursos para tanta comida? Nuestro grupo es grande este año
y los medios financieros de la comunidad son muy restringidos. Para esos se
puso en la parroquia una lista de los víveres que se requerían. Ayer en la
noche muchos de los integrantes de la comunidad trajeron algo: bebidas, verdura
o arroz, cada quien dio lo que tenía. Toda la comunidad se ocupó de la comida.
Un delicioso postre estaba planeado en trabajo de equipo. La receta fue
repartida entre varias mujeres de la comunidad y cada una preparó en su casa
algunas porciones del mismo.
Nuestros anfitriones hicieron todo lo
posible para que pudiéramos concentrarnos completamente en nuestro trabajo. Nos
sorprendieron con una planeación perfecta. Un equipo de recepción nos recogió
al llegar. El desayuno ya estaba listo y para cada medico estaba preparada un
área de exploración. Niñas con uniforme escolar guiaban a los pacientes hacia
los médicos y también nos ofrecían refrescos;
el padre José Ramón Gómez Marín, sacerdote de la comunidad, supervisaba
todo viendo que no hubiera contratiempos. Incluso cerca de la cafetera dos
mujeres se afanaban todo el tiempo para que no nos preocupásemos de nada.
Los preparativos empezaron en la
parroquia desde hace doce meses, inmediatamente después de nuestra visita del
año pasado. ‘significó mucho para la gente que los médicos estuvieran aquí.
Deseábamos a toda costa que regresaran’ nos explica Gabriel Pinto, unos de los
responsables del equipo organizador, y agregó: ‘Estamos muy agradecidos y
quisimos dar nuestro mejor esfuerzo’. Para eso hubo un grupo coordinador de 20
personas que se ocupó de los preparativos durante todo el año.
Se formaron comités para resolver los
temas de transporte, hospedaje, comida, promoción, apoyo a los médicos el día
del evento, etc. Y para todo esto se
buscaron voluntarios.
Nuestra llegada fue anunciada dos meses
antes por la radio, en los anuncios parroquiales y durante las misas
celebradas. Los pacientes que se interesaron a través de esto fueron inscritos
en una lista. El director de una escuela local dio hoy el dia libre a 30
alumnos para que pudieran ayudarnos. Muchachos de la comunidad pusieron ayer
mesas y sillas para nosotros, mismas que habían lavado antes a fondo para que
estuvieran como nuevas. En medio de la noche algunos hombres tomaron el largo
camino hacia Playa del Carmen para recoger nuestro instrumental y medicamentos,
ya que todo tenía que estar listo a nuestra llegada. Hoy muchos voluntarios se
las arreglaron para tener el día libre y estar totalmente disponibles para nosotros.
El agradecimiento y generosidad de la gente local es para todos nosotros es el
mas valioso regalo. Pudimos trabajar de corrido pues todo lo demás nos lo
habían resuelto. Mientras mejor conocemos un lugar y más nos conoce la gente,
más y mejor podemos ayudar. Seguramente
el año que viene regresaremos a Cozumel.
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