Hoy ha sido nuestro último día de trabajo. Estuvimos en Limones, un pueblo a una hora de Felipe Carrillo Puerto. Como en casi todos los pueblos de esta zona, hay una plaza central que a la vez sirve de punto de encuentro y sitio para juegos y eventos de deporte. Allí montamos nuestras mesas de tratamiento. Afortunadamente sobre esta plaza hay un tejado, ya que hizo mucho calor; estuvimos a 39 grados, ¡a la sombra!
Estas dos semanas en México han sido agobiantes pero muy gratificantes. Este año la mitad de nuestro equipo fueron personas que ya habían participado en misiones anteriores. La otra mitad no sabía lo que les esperaba en la Zona Maya de Quintana Roo. Aquí tenemos unos comentarios de tres de ellos sobre la misión:
Tatsiana Barysevich, estudiante de medicina:
„Yo vine por querer estar muy cerca de estas personas y poderles ayudar. Al mismo tiempo me interesaba la posibilidad de una nueva experiencia en el campo de la medicina. Aquí vemos con mucha claridad que lo que cuenta es lo humano. Todos los pacientes son muy cariñosos y amables. Cuando se les presta atención y ayuda se muestran muy agradecidos. Ahora me doy cuenta de cuánto valen la pena los esfuerzos de los estudios de medicina – al final podemos ayudar a otras personas humanas.”
Beatrix Reis, Auxiliar de Odontología Profiláctica:
“Yo quería ayudar a otras personas, por esto vine. Antes no sabía cómo iba a poder aguantar todo ello: el calor, el viaje largo con un grupo de personas desconocidas, el trabajo duro…… Pero me he llevado una sorpresa favorable. Ha sido muy duro, pero me llevo un gran regalo por esta experiencia.”
Katharina Buecherl, Médica ayudante de Ginecología y Obstetricia:
“Quería ayudar a personas que tienen poco o ningún acceso a asistencia médica. Me ha chocado mucho lo mala que es la asistencia aquí. Después de esta experiencia me siento sumamente agradecida de lo bien que vivimos en Alemania y de lo bien que funciona el sistema sanitario allí.”
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